Luanda - La primera dama de Angola, Ana Dias Lourenço, pidió el martes a la sociedad que ponga fin al estigma, la discriminación y los prejuicios contra las personas infectadas con el VIH/SIDA.
En un mensaje transmitido en el Webinar promovido por el Ministerio de Salud con motivo del Día Mundial del Sida, Ana Dias Lourenço reafirmó su compromiso de hacer todo lo posible para que los niños nazcan sin la enfermedad y los infectados reciban el tratamiento adecuado.
Según Ana Dias Lourenço, la pandemia Covid-19 está demostrando la transversalidad del sector salud y solo los angoleños unidos podrán mitigar los efectos del sida y otras enfermedades crónicas transmisibles y no transmisibles, con respuestas globales en el sistema de salud.
"La promoción de la salud y la prevención de enfermedades son la forma de controlar las enfermedades provocadas por el VIH/SIDA, con la certeza de que todos somos responsables individual y colectivamente", dijo.
Instó a redoblar los esfuerzos para prevenir la transmisión del VIH/SIDA de madre a hijos y pidió más solidaridad con quienes viven con la enfermedad.
Ana Dias Lourenço también pidió que el trabajo con responsabilidad, seriedad, ética y profesionalismo, para una generación libre de enfermedades, para brillar en 2030.
Por su parte, la ministra de Salud, Sílvia Lutucuta, subrayó que se han logrado importantes avances globales en la respuesta al VIH/SIDA, casi 40 años después.
Según Sílvia Lutucuta, una gran parte de la respuesta de éxito se debió a un mayor acceso a los retrovirales, afirmando que el estigma, la discriminación y los contextos sociales desfavorables siguen siendo las mayores barreras para la prevención, el diagnóstico y el tratamiento.
Según la directora general del Instituto Nacional de Lucha contra el SIDA, Lúcia Furtado, se estima que 340.000 personas están infectadas en Angola.
A pesar de la presión de los pacientes provocada por la pandemia Covid-19 para adquirir retrovirales, el funcionario garantizó la existencia de los medicamentos.
El Día Mundial del SIDA, que se celebró bajo el lema “Solidaridad global, responsabilidad compartida”, fue instituido el 27 de Octubre de 1988 por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).