Luanda - La ciudad de Luanda completa, este miércoles, 447 años de su fundación, en un contexto marcado por desafíos complejos, que incluyen fundamentalmente la implantación de un nuevo Plan Director y la construcción de infraestructuras integradas, en sus nueve municipios.
Por Víctor Manuel
Con más de siete millones de habitantes, según el Censo General de 2014, la capital angoleña se ha convertido, cuatro siglos después de su descubrimiento, por el capitán portugués Paulo Dias de Novais, en un punto de confluencia de diversas culturas y pueblos, que se enfrentan con problemas estructurales fundamentales.
Fundada en 1575, sufrió una verdadera metamorfosis, especialmente en su matriz arquitectónica, que experimentó profundos cambios a partir de la década de 1950, dejándola sin identidad propia y con un tono de contrastes.
En los últimos 30 años, la capital de Angola se ha convertido, simultáneamente, en la más poblada y compleja del país, careciendo de una arquitectura estándar y de infraestructuras básicas e indispensables para su desarrollo.
A pesar del auge de los rascacielos y las viviendas de lujo, la ciudad asiste cada día al nacimiento de nuevos barrios, sin el debido control por parte de las autoridades locales y sin un consiguiente Plan Director funcional.
Cabe señalar que, en 2015, se probó un nuevo modelo de Plan Maestro, que tiene como áreas prioritarias de intervención el Centro de la Ciudad, el frente marítimo, el Corredor Cambambe y el Centro de la Ciudad de Viana.
Se trata de un proyecto cuyo foco se basa, en esencia, en zonas de la ciudad donde ya existen infraestructuras básicas, como el asfalto y la electricidad, que, a pesar de ser ambicioso, prácticamente no salió de la mesa, postergando el sueño de más de siete millones de ciudadanos, para ver una ciudad renovada.
De hecho, Luanda se enfrenta hoy a problemas de obligatoria y urgente resolución, como la falta de saneamiento básico, agua potable, electricidad, transporte público, en una ciudad con mal estado técnico de las vías y proliferación desordenada de barrios.
A esto se suma la falta de un cinturón verde y espacios públicos adecuados para la práctica de actividades deportivas y de ocio, que existieron en la ciudad hasta finales de la década de los 90, hoy transformados en centros comerciales.
La falta de estas infraestructuras deja a miles de ciudadanos prácticamente “confinados” en barrios periféricos, sin opciones de ocio, lo que se refleja, sobre todo, en la actividad de los agentes deportivos y culturales.
Actualmente, Luanda prácticamente no tiene espacios públicos para la práctica de deportes, jardines, juegos infantiles y salas para la exhibición de obras de teatro y películas, que existían en gran número hasta la década de 1990.
Cineastas se quejan de falta de espacio
Las salas de cine, por ejemplo, se han convertido en lugares de venta de bienes, en su mayoría entregados a ciudadanos extranjeros, lo que deja a los creadores del "séptimo arte" con la opción de salas de conferencias (privadas).
Para revertir esta situación, en 2002 el Estado dispuso una suma considerable para la rehabilitación de salas de cine angoleñas, lo que permitió, por un lado, el surgimiento de nuevos proyectos y una nueva generación de directores, con destaque para Zezé Gamboa, Mariano Bartolomeu y Maria João Ganga.
Sin embargo, la iniciativa no tuvo el debido seguimiento en términos de construcción o restauración de salas de exposiciones, en una ciudad donde ya estaban "pontificando entre otros los cines" Miramar, Avis (actualmente Karl Marx), Restauração (donde funcionaba la Asamblea Nacional), entre otros. , Império (actual Atlántico), São Paulo, Nacional, Tivoli (Corimba), Tropical, Kipaka, Cazenga, África y Ngola Cine.
Surgidos mucho antes de la independencia nacional, estos recintos servían, además de para la proyección de películas, para espectáculos musicales y teatrales, pero lamentablemente ya no brindan la actividad para la que fueron construidos.
Sobre esta situación, el cineasta Gabriel Salú dice que la falta de salas representa un "talón de Aquiles" para la clase, teniendo en cuenta que, actualmente, existen poco más de tres sedes con salas convencionales para la exhibición de películas.
Explicó que, en Luanda, las habitaciones convencionales sólo existen en la zona sur, de ahí la necesidad de crear más habitaciones de este tipo en todos los distritos urbanos.
Por su parte, Evanilde Ferreira, también profesional del cine, refiere que el problema es sensible y perjudica a los hacedores del séptimo arte, destacando que son capaces de adaptarse a la situación y proyectar las películas en salas de conferencias.
Según la actriz, si dependieran de las salas profesionales, nunca podrían salir adelante, al tiempo que subrayó que han logrado superar algunas de las diversas dificultades.
Fesc-Kianda
En términos generales, los realizadores "exigen" la creación de nuevas salas y más apoyo institucional, en momentos en que Luanda acoge la cuarta edición del Festival Internacional de Cortometrajes, denominado Fesc-Kianda.
Fesc-Kianda, creado hace cuatro años para rendir homenaje a la ciudad de Luanda, es un evento que reúne directores, productoras, directores, actores, actrices, técnicos y patrocinadores, para abordar el estado del cine en Angola, particularmente en Luanda.
Este es un evento que ayuda a devolver al cine angoleño y darle cierta visibilidad, aunque todavía lejos del apogeo, cuando se producían ficciones y documentales, como “A Festa do Boi Sagrado” y “Nelesita”, de Ruy Duarte de Carvalho, “Levanta, Voa e Vamos”, de Asdrúbal Rebelo, “O Ritmo do Ngola Ritmos” y “Carnaval da Vitória”, de António Ole, “Caçulinhas da Bola”, de Beto Moura Pires, o “Memorias de un día” , de Orlando Fortunato.
Según el director y productor de cine Gabriel Salú, en la actualidad se puede hablar con orgullo del cine en Luanda, ejemplificando con la realización de la Fesc-Kianda, aunque sigue siendo preocupante la flagrante falta de espacios de exhibición, agregó.
"Puedo afirmar categóricamente que en Luanda ya se está haciendo cine, en cantidad y calidad. Solo en los últimos tres años, hemos tenido películas que no se parecen en nada a las hechas en el extranjero", dijo, subrayando que las películas son buenas, de los aspectos técnicos, pasando por la trama y la actuación de los protagonistas.
Sostuvo, por otro lado, que hay público para ver películas "hechas en Angola", lo que se necesita son películas bien hechas y buena publicidad, como lo demostró, por mencionar algunos, con las obras "Mona Nketo" y "Mutumbí".
Para la actriz Evanilde Ferreira, el cine de Luanda va por buen camino, con pasos seguros, notando mayor calidad en los productos lanzados en los últimos tiempos.
En comparación con el pasado, explica que antes el cine que se hacía en Luanda era amateur, pero hoy hay más responsabilidad y profesionalismo.
En la misma línea, destaca la existencia de más competitividad, hecho que, a su juicio, es saludable, porque todos los actores, directores y productores empiezan a preocuparse por hacerlo mejor.
Otro cineasta, Nguabi Silva, opina que, a pesar de que queda mucho por hacer, las producciones han salido al mercado con importantes mejoras.
Según el director, la generación actual es la cuarta de cineastas angoleños después de la independencia y, como tal, tiene la obligación de hacerlo mejor que las tres anteriores.
“La realidad actual es muy diferente. Hoy ya tenemos una facultad de cine en el país y los trabajos se hacen con mayor rigor”, enfatiza.