Luanda – Trescientos mil núcleos familiares ya se beneficiaron, desde 2020, del programa de transferencia monetaria "Kwenda", que ha permitido la mejora de vida de las poblaciones.
Se trata de uno de los principales desafíos del Ejecutivo angoleño en los últimos cinco años, en el marco de las acciones destinadas a mejorar las condiciones sociales de las comunidades más vulnerables en el país.
En el ámbito del programa, fueron registradas 536.333 familias para beneficiarse de transferencias monetarias directas, en un total Kz 11 973 237 624,00.
A este programa también se suman las familias atendidas con canastas básicas de alimentos en todo el país, el ajuste y aumento generalizado de salarios en la función pública.
A pesar de los retrocesos provocados por diversos fenómenos como la crisis económica y financiera mundial y el Covid-19, el costo de vida de la población ha visto mejoras visibles en los últimos dos años.
El Ejecutivo apostó por la implementación de reformas con vistas a la recuperación y estabilización de la economía, invirtiendo en infraestructuras en los sectores de agricultura, salud, educación, energía y agua, transporte, obras públicas y ordenación del territorio.
Los retos de los últimos cinco años también se han centrado en los sectores de las telecomunicaciones y las tecnologías de la información, en la lucha contra la pobreza y en la promoción del empleo.
La agenda de los grandes desafíos del quinquenio también incluía mejorar la percepción e imagen del país en el exterior, mejorando el punto de vista político y económico, pero también el funcionamiento de las instituciones.
Las adversidades que sacudieron la coyuntura internacional, incluida la gran crisis financiera de 2014 que se prolongó en los años siguientes, también dejaron huellas muy fuertes en la economía angoleña y en su tejido social.
Los datos muestran que, un año antes, 2016, del inicio de funciones del actual gobierno, la inflación rondaba el 42 por ciento, con los precios de los productos, incluida la canasta básica, y de los bienes y servicios esenciales aumentando de forma desorbitada, dejando a la mayoría de los trabajadores, especialmente los de la función pública, sin poder adquisitivo.
Para revertir la situación, el Ejecutivo debió apostar por una mejor coordinación entre la política monetaria y fiscal, por una mayor disciplina y calidad en el uso de los fondos públicos, mayor y mejor integración entre sectores y la tomada de decisiones por resultados, así como en el incremento de la producción nacional, con énfasis en la producción agrícola: plátano, yuca, hortalizas, tomate, cebolla, frijol y maíz.
La inflación, que incluso antes del brote de Covid-19 estaba siendo controlada en Angola, gana “alas” y salta del 17 por ciento al 22,4 por ciento en 2020, y luego vuelve a subir al 27,03 por ciento en 2021.
Con los efectos de la Covid-19, el Ejecutivo implementó una nueva estrategia integrada con objetivos de corto, mediano y largo plazo, sustentada en nuevas reformas en el ámbito del Programa de Estabilización Macroeconómica, recuperación de la economía, la apreciación del Kwanza, la mejora y rigor en el gasto público, el aumento de la recaudación de los ingresos tributarios del sector petrolero, así como el ajuste y aumento de salarios en la función pública.
Esta estrategia permitió, en parte, con el apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI) reducir la presión sobre el bolsillo de las familias y aumentar la diversidad y regularidad en el acceso a bienes y servicios.
Las inversiones en los sectores de economía real, finanzas, salud, educación, agricultura, energía y agua, telecomunicaciones y medios y transporte, entre 2018 y 2021, permitieron no solo la diversificación, sino también una reducción generalizada de los precios de bienes y servicios.
El cierre de 2021 está caracterizado con el lanzamiento de la Reserva Estratégica de Alimentos, que permitirá transitar hacia la normalización y estabilización de los precios de los alimentos de la canasta básica en el mercado formal e incluso informal.
Con el programa en cuestión, los precios de los alimentos básicos se redujeron no solo por la puesta en marcha de la Reserva Estratégica, sino también por la exención del pago de impuestos por estos alimentos esenciales y el fomento de la producción industrial y agrícola local.