Luanda - El presidente de la República Democrática del Congo (RDC), Félix Tshisekedi, realiza, este sábado, otra visita de trabajo a Angola.
Se espera que el viaje sirva para nuevas consultas con su homólogo angoleño, João Lourenço, sobre la situación de seguridad en el este de su país.
La nueva visita de Tshisekedi a Luanda coincide con la aprobación, por parte del Parlamento angoleño, del envío de un contingente militar para participar en operaciones de mantenimiento de la paz en el Este del Congo.
En sesión extraordinaria dedicada exclusivamente a una solicitud presidencial para el despliegue de la misión en cuestión, los diputados angoleños votaron unánimemente a favor de la propuesta, este viernes, 17.
La resolución fue acogida con satisfacción por las autoridades congoleñas, para quienes Angola demuestra, con este gesto, que está “efectivamente preocupada” por la paz en la RDC y en línea con las aspiraciones de los congoleños.
Muy temprano, Kinshasa se comprometió a aclarar a la opinión pública nacional e internacional que las tropas angoleñas en la RDC “no tendrán un mandato ofensivo”, sino el de garantizar la retirada de las fuerzas rebeldes del Movimiento 23 de Marzo (M23) de los territorios ocupados.
Según el ministro congolés de Relaciones Exteriores, Christophe Lutundula, la fuerza angoleña “no viene para atacar o combatir”, sino para hacer respetar las decisiones ya tomadas sobre la retirada del M23.
La misión de paz fue propuesta por el jefe de Estado angoleño, João Lourenço, como presidente interino de la Conferencia Internacional sobre la Región de los Grandes Lagos (IRGL) y mediador de la Unión Africana (UA) en la crisis entre la RDC y Ruanda.
La unidad militar que se desplegará en el este de la RDC tendrá la misión de "asegurar" las áreas donde están apostados los elementos del M23 y "proteger" al personal del Mecanismo de Verificación Ad hoc, dirigido por un general angoleño y con sede en Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte.
Según la Presidencia angoleña, el despliegue del contingente militar forma parte de las decisiones tomadas en diferentes cumbres regionales sobre el proceso de paz y seguridad en la RDC, en línea con las responsabilidades de Angola como mediador.
La misión tendrá una duración de 12 meses, y se espera que este período coincida con la conclusión del proceso de retirada y acantonamiento de las fuerzas del M23.
La iniciativa fue precedida por el anuncio de un nuevo alto el fuego, a principios de este mes, en Luanda, al final de las negociaciones entre la mediación angoleña y la dirección del M23, a partir del 7 de marzo.
Pero los primeros informes desde el terreno revelaron la continuación de los combates entre el M23 y las Fuerzas Armadas de la RDC (FARDC), antes de una tímida vuelta a la calma en los últimos días, con la confirmación del inicio de la retirada del M23 de algunos de sus posiciones ahora están controladas por la Fuerza Regional de África Oriental.
La continuación de los combates, en violación del último alto el fuego, ha agravado considerablemente la crisis humanitaria en la región, con un aumento del flujo de personas desplazadas desde las zonas de conflicto hacia la capital provincial, Goma.
Según estimaciones del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Goma acoge actualmente a más de 300.000 desplazados internos, y que la organización humanitaria llegará al límite de su capacidad de respuesta en términos de asistencia, si estos flujos persisten.
Fin del estancamiento en el proceso de paz (?)
A pesar de su mandato “no ofensivo”, la presencia militar angoleña sobre el terreno se ha convertido en un elemento disuasorio que ayuda a poner fin al estancamiento que persiste en el proceso de paz en el Este de la RDC.
Luego de varias iniciativas diplomáticas lanzadas en el marco de la CIRGL en coordinación con la Comunidad de Estados de África Oriental (EAC), las hostilidades militares continuaron cobrando víctimas entre la población civil “bajo las barbas” de las fuerzas internacionales de la EAC y la ONU.
Internamente, la clase política congoleña ya empieza a cuestionar la utilidad de la Fuerza Regional EAC desplegada sobre el terreno desde noviembre de 2022, tras manifestar su molestia por la "impotencia" de la fuerza de la Misión de la ONU (MONUSCO).
En la última cumbre de la UA, en Addis Abeba, João Lourenço recibió el mandato de establecer contactos con la dirección del M23, en coordinación con el exjefe de Estado keniano, Uhuru Kenyatta, como Facilitador designado por la EAC para la pacificación de la RDC.
Concebidos para transmitir las decisiones tomadas de una mini cumbre regional sobre la RDC, en Addis Abeba, los contactos con el M23, iniciados a fines de febrero pasado, resultaron en un compromiso de este último con el cese de hostilidades, a partir del 7 de marzo, 2023.
Para muchos observadores, la decisión de Addis Abeba representó la renovación de la confianza del continente africano en el Jefe de Estado angoleño para cumplir con éxito su espinosa misión de restaurar la paz en la RDC, después de haber sido designado Campeón de la Paz y la Reconciliación de la UA.
La reunión en la capital etíope fue la última de una serie de iniciativas diplomáticas que se han llevado a cabo, en los últimos tiempos, en busca de soluciones para el este de la RDC.
Todas estas reuniones reclamaron el cese inmediato de las hostilidades en la región y la retirada incondicional del M23 de sus posiciones en la región.
Al mismo tiempo, aprobaron por unanimidad el Plan de Paz de Luanda, adoptado el 23 de noviembre de 2022 como principal instrumento de base para estabilizar la región y normalizar las relaciones entre la RDC y Ruanda, en complemento con el Proceso de Nairobi.
Aún en Addis Abeba, João Lourenço destacó su solidaridad con todos los países cuyos pueblos sufren las duras consecuencias de la inestabilidad en el continente.
Por ello, reiteró su voluntad de “honrar” su mandato como Campeón de la Paz y la Reconciliación, conferido por la UA, desde mayo de 20022, en Malabo, Guinea Ecuatorial.