Benguela - El tráfico de seres humanos es un delito lucrativo y aún oculto, en el que los delincuentes operan en "campamentos oscuros" que involucran familiares y amigos de las víctimas, dijo el martes en Benguela una fuente de la OIM.
Según el jefe de la oficina de la misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Alberto Muxa, que hablaba al margen de un seminario regional sobre el tráfico de personas en Angola y el perfil de las víctimas, los delincuentes actúan en el submundo de la economía mundial, oprimiendo a las víctimas para su explotación.
El funcionario felicitó al gobierno angoleño por sus esfuerzos y su compromiso en la lucha contra el tráfico de personas.
En la reunión de dos días participan 93 técnicos de los comités de derechos humanos de las provincias de Bié, Benguela, Kwanza Sul y Huambo.
Los participantes están abordando aspectos sobre la situación de la trata de personas en Angola y los perfiles de las víctimas, cómo identificar a una víctima, cómo asistir a la persona tratada, cómo entender la trata de personas y el tráfico de personas desde una perspectiva global y local.
En la ocasión, el Director Nacional de Derechos Humanos, Yanick Bernardo, reafirmó que de 2014 a 2021, el país registró 132 casos de trata de personas.
El funcionario dijo que de estos casos, 26 fueron juzgados y condenados 23 ciudadanos implicados en los delitos de prostitución, trabajo infantil y tráfico de órganos.
El director señaló las provincias de Cunene, Cabinda, Lunda Norte y Zaire como las que más casos presentan.
Según el director, el Estado angoleño está combatiendo enérgicamente estos delitos, ya que ha asumido esta responsabilidad ante las autoridades nacionales e internacionales.
La vicegobernadora del sector económico, político y social de Benguela, Lídia Amaro, afirmó que el tráfico de seres humanos constituye un grave atentado contra la dignidad de las personas.
Amaro afirmó que el gobierno angoleño ha hecho mucho para prevenir y combatir este tipo de delitos, en un momento en el que cada vez se responsabiliza a más personas.
Llamó la atención sobre la necesidad de que todo el mundo esté en máxima alerta, "las familias, las comunidades y las instituciones deben intensificar su vigilancia, para controlar a las personas sospechosas", dijo.