Ndalatando - Angola necesita más de cinco años para limpiar el país de minas, en el ámbito del cumplimiento de la Convención de Ottawa sobre la Prohibición del Uso, Producción, Almacenamiento y Transferencia de Minas Antipersonal, de la que es signataria desde 2008.
La información fue facilitada por la subdirectora general de la Agencia Nacional de Acción contra las Minas (ANAM), Isabel Massela, cuando hablaba sobre la situación del desminado en Kwanza-Norte.
La intervención de Isabel Massela tuvo lugar en el Taller de Consulta a las Autoridades Locales, en el ámbito del proceso de Declaración de Comunidades Libres de Zonas Minadas Conocidas, celebrado el miércoles en Ndalatando.
Según el compromiso de la "Declaración de Maputo de 2014", explicó, los Estados parte de esta convención prevén un mundo libre del flagelo de las minas para diciembre de 2025.
Destacó que, a 15 meses de la fecha límite, Angola aún registra retrasos en el cumplimiento de sus obligaciones internacionales en el ámbito de la Convención de Ottawa, debido a diversos factores.
Entre estos factores, apuntó la crisis económica y financiera mundial, que también ha afectado al país, la complejidad del tipo de minas, el clima y el relieve de Angola.
Por esta razón, dijo Isabel Massela, Angola, en cooperación con socios nacionales e internacionales, va a pedir la ampliación de este plazo a otros cinco años.
Subrayó la necesidad de proseguir la acción contra las minas para cumplir las obligaciones de Angola en la calidad de Estado Parte en la Convención de Ottawa.
El proceso de acción contra las minas en Angola se remonta a 1994 y cobró mayor impulso desde 2002, tras el fin del conflicto armado.
Según la responsable, un estudio permitió identificar 3.283 zonas sospechosas de estar contaminadas por minas en el país.
La Convención sobre la Prohibición del Empleo, Almacenamiento, Producción y Transferencia de Minas Antipersonal y sobre su Destrucción, también conocida como Tratado de Ottawa, entró en vigor en Canadá en 1997.
Unos 164 Estados han firmado el tratado, sin embargo, las principales potencias mundiales, que también fabrican minas terrestres, no forman parte de este.
Entre ellas figuran Estados Unidos, China y Rusia, que son también los mayores donadores a la acción contra las minas en Angola.
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