Vaticano - El Papa Francisco inicia hoy encuentros con representantes de los indígenas canadienses Inuit, Métis y Primeras Naciones, como parte de un pedido de perdón a la Iglesia Católica por los abusos sufridos durante los procesos de asimilación forzada.
El Papa Benedicto XVI ya había pedido disculpas por lo ocurrido en las residencias escolares establecidas por Canadá a finales del siglo XIX dedicadas a la población indígena y que funcionaron hasta 1997.
Pero el hallazgo el pasado 6 de junio de los restos de 215 niños, estudiantes del Kamloops Indian Residential School, en la provincia de Columbia Británica, revivió la tragedia de los pueblos originarios de Canadá y su llamado a la justicia.
“Una delegación de 32 ancianos indígenas, guardianes del conocimiento, sobrevivientes de escuelas residenciales y otros jóvenes activistas llegó a Roma”, dijo la Conferencia Episcopal Canadiense que los acompaña.
Los encuentros privados con el Papa concluirán el 1 de abril con una audiencia en el Palacio Apostólico, con la participación conjunta de las delegaciones y la conferencia episcopal canadiense durante la cual Francisco tendrá la oportunidad de dirigirse a ellos, informó hoy el Vaticano.
Este encuentro fue pospuesto debido a la pandemia de covid-19, mientras que los indígenas pidieron al Papa visitar Canadá para disculparse oficialmente por los horrores cometidos por la Iglesia Católica.
Francisco ya había manifestado su intención de visitar Canadá tras la invitación de la conferencia episcopal del país tras el hallazgo de cientos de cuerpos indígenas en una institución católica y aunque no es oficial, el viaje podría realizarse este año.
El gobierno canadiense encomendó a instituciones católicas, anglicanas y protestantes la educación de los niños indígenas que fueron sacados de sus asentamientos, incluso sin el consentimiento de sus padres, y en estos internados se les prohibió usar su nombre, idioma y tradiciones.
En estos centros, donde muchos de ellos estaban desnutridos y morían por enfermedades, no recibían la misma educación que los demás niños canadienses, pero se les daban tareas domésticas u otros trabajos.
Se estima que entre 1890 y 1997 unos 150.000 niños indígenas fueron internados forzosamente en cientos de residencias escolares y unos 4.000 murieron durante su estancia en residencias escolares.