Londres - A la edad de 74 años, el rey Carlos III será coronado formalmente el sábado, además del trono británico y una gran riqueza, el nuevo soberano heredará varios desafíos, en particular el futuro de la monarquía.
El Reino Unido es una de las ocho monarquías que sobreviven en Europa y también es la más grande en términos de población, tamaño geográfico e influencia.
Estos son algunos de los principales desafíos a los que se enfrenta la monarquía británica tras la coronación de Carlos III:
Modernización de la familia real
Una de las principales misiones de Carlos III será demostrar que la monarquía sigue siendo relevante en un país moderno y multicultural, donde la reverencia a la reina Isabel II ha silenciado las críticas durante sus 70 años en el trono.
Las encuestas continúan mostrando un sólido apoyo al sistema actual, a pesar de los problemas políticos y financieros, las disputas familiares y las acusaciones de anacronismo.
Algunos medios informaron de la intención del Rey de simplificar y agilizar la monarquía, concentrando el trabajo en un número menor de miembros de la familia real.
Este proceso, que se espera continúe en el tiempo, comenzó con la destitución del príncipe Andrés por un escándalo sexual y el conflicto del príncipe Harry y su esposa Meghan con la familia real.
De los 11 miembros que actualmente prestan servicio, solo cuatro tienen menos de 60 años, por lo que la reducción se producirá de forma natural con el tiempo.
“Una familia real más pequeña reduce los costos y el riesgo de reputaciones”, dijo el profesor de derecho Robert Hazell, pero también implica que, en el futuro, no podrá asistir a tantos eventos como lo hace hoy.
Poder e influencia internacional
Además del Reino Unido, el monarca británico es Jefe de Estado de otros 14 países (Antigua y Barbuda, Australia, Bahamas, Belice, Canadá, Granada, Jamaica, Nueva Zelanda, Papua Nueva Guinea, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y Granadinas, Islas Salomón y Tuvalu).
Sin embargo, varias excolonias británicas, especialmente en el Caribe, han manifestado su intención de acabar con el sistema monárquico constitucional para convertirse en repúblicas, siguiendo el ejemplo de Barbados, que tomó esta decisión en noviembre de 2021.
Entre estos países, el primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, prometió convocar un referéndum para 2025 sobre la transición a una república.
En Jamaica se creó la Comisión de Reforma Constitucional para preparar la separación de lazos con la monarquía británica, decisión que será sometida a referéndum ya en 2024.
Belice también mostró disposición a revisar la Constitución y discutir la transición al régimen republicano, mientras que en Australia también existe este debate, aunque no es una prioridad política.
Supervivencia de la Monarquía
La preferencia en el Reino Unido por una monarquía constitucional sobre una república ha sido constantemente alta durante varias décadas, oscilando entre el 60 % y el 80 %.
Estos números no han cambiado mucho en los seis meses desde que Carlos se convirtió en rey, pero la popularidad de la monarquía ha disminuido.
Una encuesta publicada en abril por la BBC indicaba que el 58% de los británicos quiere mantener la monarquía, mientras que solo el 26% preferiría elegir un Jefe de Estado.
La misma encuesta muestra que es en el grupo de edad entre 18 y 24 años donde hay una mayoría (38%) a favor de la transición del Reino Unido a una república, frente a un 32% que prefiere mantener la monarquía y un 30% que están indecisos.
Este desapego de los grupos de edad más jóvenes de la monarquía también se observó en las encuestas hace 30 o 40 años, escribe el profesor de Política de la Universidad de Strathclyde, John Curtice, en un informe del grupo de expertos “UK in a Changing Europe”.
A medida que envejecen, las encuestas más recientes sugieren que también crece la simpatía por la monarquía.
Sin embargo, Curtice dice que hay señales de que la brecha de edad se ha ampliado, y que los menores de 35 años ahora son más escépticos con la monarquía, e incluso los mayores de 65 años han visto un ligero descenso.
“La monarquía puede parecer segura por ahora, pero es necesario fortalecer los cimientos del apoyo público”, advierte.
El académico cree que “el futuro de la monarquía del rey Carlos y sus herederos dependerá de su capacidad para persuadir a las nuevas generaciones del valor de la corona”.