El líder japonés asesinado en julio, Shinzo Abe, fue sepultado hoy, martes, en un funeral de Estado con honras militares, en ceremonia acompañada por simpatizantes pero contestada por la oposición que se manifestó en las calles de Tokio.
En la ceremonia oficial estuvo presente la vicepresidente de los Estados Unidos, Kamala Harris, el príncipe Akishino de Japón y otros dignitarios japoneses y extranjeros.
El primer ministro Fumio Kishida elogió a Abe como un político con una nueva visión en el contexto posterior a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) que terminó con la rendición de las fuerzas de Tokio.
El cuerpo de Abe fue incinerado en julio durante una ceremonia privada en un templo de Tokio, pocos días después de que fuera asesinado durante un discurso que estaba pronunciando en la ciudad de Nara, en el oeste de Japón.
Hoy, la ciudad de Tokio permaneció bajo estrictas medidas de seguridad durante la ceremonia oficial, especialmente en el área donde se llevó a cabo el funeral de estado cerca del centro de artes marciales Budokan.
En contraste con la ceremonia estatal, se organizaron manifestaciones de protesta en el centro de Tokio, que intentaron llegar a la zona donde se estaba realizando el funeral con carteles de oposición.
El hombre que fue acusado de asesinar a Abe afirmó que llevó a cabo el asesinato debido a los vínculos de Abe con la Iglesia de la Unificación.