Luanda - Cuando se habla en balance de los 45 años de la Independencia Nacional, la primera sensación es revisitar lo que marcó el país en términos políticos, económicos y sociales, pero hay un sector indispensable que jamás deberá ser distanciado de este análisis global: La Cultura.
La cultura angoleña, que se tornó una importante bandera del país más allá de las fronteras, después de la conquista de la Independencia Nacional, el día 11 de Noviembre de 1975, ni siempre "mereció" su verdadero valor, fundamentalmente de parte del régimen colonial.
Es sabido que Angola, posee una vasta diversidad de pueblos, lenguas y tradiciones, registró, contra la voluntad de los pueblos autóctonos, un fuerte proceso de negación a sus orígenes.
Ante esta realidad impuesta por las autoridades portuguesas, que "infringieron" una ríspida política de oposición a los hábitos y costumbres del pueblo, el país vivió dividido (en térmos de extratificación social) por largas décadas, esencialmente con dos grupos distintos: Asimilados y Gentíos.
Fue con esta estrategia que el régimen portugués intentó dominar las varias comunidades angoleñas, por vía de la imposición de la cultura de negación entre hijos de la misma Patria, poniendo asimilados (de la zona urbana) y gentíos del musseque (de barrios) en extremos diametralmente opuestos.
Fueron, verdaderamente, años de lucha y determinación para los angoleños conseguir imponer sus matrices étnicas y culturales, ante un régimen colonial que banalizó, fundamentalmente, la cuestión de la promocción de las lenguas nacionales, llevando al pueblo a complejos y estereotipos de su propia cultura.
Entre tanto, también fue por la misma cultura que muchos de los mejores hijos de la Patria (conocidos y anónimos), tales como religiosos y políticos, crearon, de forma clandestina, verdaderas "armas de choque" contra los propósitos de las autoridades portuguesas.
A través de la música, de la poesía y del cine, así como de actividades religiosas clandestinas de movimientos mesiánicos, que lucharon con himnos de fuerte intervención patriótica (entonados enj lenguas nacionales), se lanzó un amplio movimiento de contestación.
Quién no se acuerda, a ese respecto, de los históricos escritos del "poeta mayor", António Agostinho Neto, de las canciones de exaltación de los Ngola Ritmos y del Grupo Nzaji, de la tenacidad de Kimpa Vita, Simão Toco, Gaspar de Almeida y Jesse Chiula Chipenda (solo para citar algunos), que recurrieron a la cultura, a las tradiciones y a la espiritualidad para combatir el régimen portugués, ante un escenario de privaciones y cárceles?.
De hecho, la cultura angoleña desempeñó un papel preponderante en el alcance y materialización del sueño de la libertad y de la promoción de Angola en el Mundo, después del 11 de Noviembre, a través del canto, de la literatura, del cine, de la danza, de las artes plásticas y otras manifestaciones artísticas.
Es incuestionable que la cultura contribuyó, decisivamente, no solo para la conquista de la Independencia, sino também para el reconocimiento internacional de la Nación. En esencia, Angola es un estado multi y transcultural, que abriga, desde la época colonial, diversas culturas, varias lenguas, costumbres y orígenes diferentes.
Una de las mayores matrices del país es su diversidad linguística, al tiempo que los estudiosos apuntan para la existencia de 42 idiomas regionales, además de la lengua oficial (portugués) y, en este particular, considerado una excepción dentro del continente africano.
Aunque las lenguas nacionales sean las lenguas maternas de la mayoría de la población, la Lengua Portuguesa es el primer idioma de 30 por ciento de la población angoleña, estimada en más de 30 millones.
Fue en este particular de afirmación de las lenguas nativas que Angola sintió los mayores obstáculos en la época colonial, con resquícios que se arrastraron desde los primeros años de libertad hasta los días actuales, exigiendo, del Gobierno, la adopción de políticas más eficaces de promoción de los idiomas locales.
A pesar de que las barreras que aún persisten en la promoción de la cultura, se debe reconocer que, en poco menos de medio siglo de soberanía, el país vio subir su valor en la arena internacional, y asiste, desde la década de 1970, un amplio movimiento cultural, en las más diferentes modalidades artísticas.
Uno de los grandes marcos de la historia del movimiento cultural de la entonces República Popular de Angola (actual República de Angola) fue, sin dudas, el 1er Festival Nacional de Cultura (FENACULT 89), que reunió decenas de artistas y espectadores, en pleno período de intenso conflito armado.
Realizado en el Estadio Nacional de la Ciudad Deportiva, en la provincia de Luanda, el evento tuvo gran dimensión internacional, particularmente por la presencia, por primera vez, después del exilio forzado en Europa, del músico Alberto Teta Lando, uno de los más esperados del festival.
Otro punto importane a lo largo de los últimos 45 años fue la primera manifestación popular al aire libre, organizada por angoleños, en Marzo de 1978, o sea, el llamado "Carnaval de la Victoria".
La iniciativa surgió de un llamado del primer Presidente de la República, António Agostinho Neto, durante la proclamación de la Independencia Nacional, el 11 de Noviembro de 1975, en el sentido del retorno inmediato a las verdaderas tradiciones y raíces del pueblo angoleño. Era un momento vital de rompimiento total con una cultura impuesta por los colonizadores portugueses, en una fiesta popular que llevó a las calles millares de angoleños, eufóricos por expresar su propia forma de ser, de vestir, de cantar y de tocar, a través de la danza y del canto.
Se trató de una manifestación cultural inédita, que, entre otros objetivs, perseguía conmemorar la expulsión de mercenarios sudafricanos que invadían Angola. Viene de ahí el término Carnaval de Victoria.
Con esta mega y espontánea fiesta del pueblo, los grupos evocaban, a través de canciones, alegorías, banderas, danzas y teatro, esencialmente, el escenario de una batalla vencida, recordando su arte, los varios conflictos armados, los hábitos y costumbres, la política, el luto y sus cánticos.
Además de estos dos eventos, otros acontecimientos importantes caracterizaron la historia cultural del país a lo largo de sus 45 años de libertad, que serán conmemorados este 11 de Noviembre.
Instrumento de afirmación en el período colonial y factor de unión, la cultura angoleña ganó mayor proyección internacional a partir de los años 70, con el surgimiento de nombres que no se pueden contornar en África y en otros cantos del Mundo.
Inspirados por los logros de la libertad, figuras ligadas a las letras, artes plásticas y a la música transformaron lo imaginario en una lucha por la afirmación de los angoleños, tornando el producto nacional apetecible.
Considerados "combatientes de la línea del frente" en la estrategia de promoción de Angola, figuras como Agostinho Neto, António Jacinto, José Luandino Vieira, Pepetela, Manuel Rui Monteiro, Vitex, Liceu Vieira Dias, Elias Dyakimuezu, Bonga, Alberto Teta Lando, entre otras, elevan, desde el inicio de la Independencia, la bandera nacional a niveles internacionales.
Muchas de estas referencias motivaron la creación de cátedras en universidades europeas de renombre.
Literatura
En el dominio de la literatura, el nombre de Agostinho Neto es tradicionalmente citado como la principal referencia, aunque Angola haya producido otros importantes escritores, que también se batieron por la libertad y mostraron la Angola Independiente con escritos de elevada calidad.
Uno de los más notables marcos de este dominio fue la creación de la Unión de los Escritores Angoleños, en la senda de un importante movimiento de artistas, entre los años 70 y 80, aunque la literatura de Angola haya comenzado a afirmarse aún antes de la Independencia Nacional.
Música
Usada durante la lucha contra el colonialismo portugués, como medio de transmisión de mensajes, la música angoleña continúa siendo de las principales referencias culturales del país, fruto de la proyección alcanzada por sus ejecutores a lo largo de los 45 años de Independencia.
Con varios nombres que caracteruzaron las diversas décadas y generaciones del cancionero nacional, el país tuvo en agrupaciones como los Ngola Ritmos (encabezado por Liceu Vieira Dias), Duo Outro Negro, Kissanguela, Jovens do Prenda, Kiezos y África Ritmo, así como en artistas individuales como Bonga, Teta Lando y Waldemar Bastos, algunos de los cimientos para mostrar su cultura en el Mundo.
En una mezcla entre la nueva y antigua generación, la música angoleña es actualmente estandarte de la imagen del país, suplantando en algunos aspectos el vector político, fruto de la fuerte apuesta de sus agentes en la internacionalización del producto musical.
Con Bonga como una de las principales figuras, la música angoleña ganó espacio en el Mundo, en las últimas tres décadas, debido al talento de varios artistas de la vieja y nueva generación, entre los cuales Paulo Flores, Eduardo Paim, Yuri da Cunha, Anselmo Ralph y Matias Damásio y otras referencias.
Fruto del trabajo de estos y de otros artistas, la kizomba, semba y el kuduro, por ejemplo, ultrapasaron barreras y dejaron, hoy, de ser solamente de consumo interno.
En otra dirección, Angola ha conquistado premios y entró para la lista del patrimonio mundial, como se dio con la reciente inscripción del Centro Histórico de Mbanza Kongo en la lista de la UNESCO.
Bienal de Veneza marca artes plásticas
En el dominio de las artes plásticas, que tiene en “Vitex” una de sus principales figuras, Angola sorprendió al mundo con la conquista del León de Oro en la Bienal de Venecia, en 2013. Presente en el evento, por primera vez, el país asombró al mundo con un proyecto "Luanda, Cidade Enciclopédica", teniendo como foco, además de obras de pintura, un conjunto de cuadros fotográficos.
Eso obligó a una correría del público al pabellón angoleño para ver de cerca las bases que llevaron a la organización a atribuir el más elevado de apetecible premio.
Mbanza Kongo: Orgullo nacional, Joya de la corona cultural del país, la ciudad de siglos
Mbanza Kongo, antigua capital del Reino del Kongo, se tornó, en 2017, en el orgullo de angoleños y de la RD Congo, Congo Brazzaville y Gabón, con su inscripción en la lista de património mundial de la UNESCO.
Localizada en el norte, el centro histórico de Mbanza Kongo tiene un área clasificada que envuelve un conjunto cuyos límites abarcan una colina a 570 metros de altitud y se extiende por seis corredores. Incluye ruinas y espacios, que son objetos de excavaciones y estudios arqueológicos, que envuelven especialistas nacionales y extranjeros.
Dividido en seis provincias que ocupaban parte de las actuales República Democrática del Congo, República del Congo, Angola y Gabón, el Reino del Congo disponía de 12 iglesias, conventos, escuelas, palacios y residencias.
Leila Lopes: la belleza angoleña en el mundo
Si, en el dominio de las artes, diversos son los nombres que dieron y dan lo mejor de sí en aras de la afirmación de Angola, en el mundo de la moda el país dio el aire de su gracia con la elección de la joven Leila Lopes como Miss Universo, en 2011, en uno de los más expresivos logros de los últimos 20 años.
En un concurso dominado mayoritariamente por concurrentes de los países sur-americanos y de América del Norte, la angoleña hizo gala de belleza, simpatía e inteligencia, conquistando al jurado “rígido” en términos de criterios de clasificación.