Luanda- Los ingresos de los angoleños en el exterior enviados a sus familias ascendieron a USD 4,11 millones en 2022, lo que representa una disminución del 69,82% frente al mismo período del año pasado.
La República de Portugal fue el principal país de origen de las remesas con una representatividad del 25,15% del total enviado a territorio angoleño.
Le siguen países como Estados Unidos de América (17,13%), Francia (11,16%), Reino Unido (8,44%) y Brasil (6,38%), según el Informe y Cuentas del Banco Nacional de Angola (BNA) para 2022.
La caída de las remesas recibidas, según el BNA, puede estar relacionada con el retorno a la normalidad de la actividad económica en Angola, después de las medidas de combate a la covid-19, reduciendo así la dependencia de las familias de la ayuda financiera de la diáspora.
Si los angoleños en el exterior enviaron poco dinero al país, se observó lo contrario para los volúmenes que salieron de Angola.
El volumen de remesas enviadas al exterior alcanzó los US$35,61 millones, con un crecimiento de alrededor de 40,98% respecto a 2021.
Los principales destinos fueron países como Portugal y Brasil, con el 40,71% y el 25,36%, respectivamente, del total de envíos realizados.
El Banco Nacional de Angola justifica el aumento señalando el retorno de migrantes a territorio angoleño, tras el levantamiento de las medidas de combate al Covid-19, que permitían el envío de dinero a sus familiares en el exterior, tanto angoleños como extranjeros.
Según el Informe sobre Migración y Desarrollo del Banco Mundial, se estima que las remesas a los países en desarrollo de Oriente Medio y el Norte de África aumentaron un 2,5 % en 2022 hasta los 63.000 millones de dólares estadounidenses en comparación con 2021, período en el que crecieron un 10,5 %.
El documento agrega que el menor crecimiento de las remesas está en parte relacionado con la erosión de los ingresos salariales reales en la zona euro, a pesar de que la demanda de remesas en los países de origen ha aumentado debido al deterioro de las condiciones socioeconómicas, incluida la sequía en el Magreb y los altos precios del trigo importado.