Ciudad del Cabo - Ocho mil conferencistas, 100 nacionalidades, operadores de multinacionales, medianas y pequeñas empresas, entre las cuales 14 angoleñas, con los mismos objetivos: exposición de negocios, venta y captación de inversiones tecnológicas de la industria minera, esuivieron presentes en el Mining Indaba.
Por Yambeno Daniel, enviado especial de la ANGOP
En los últimos cinco días, todos los caminos de la indústria minera mundial fueron a parar en un único lugar, a la emocionante, brutal y misteriosa península Ciudad del Cabo, ciudad madre de Sudáfrica. .
Simpática, acogedora y siempre muy “limpia”, es en esa urbe que, por 30 ª vez, se monto el escenario para que los hombres de negocio de las minas pudiesen aprovechar tres días intensos y de puro "networking" sobre el futuro de las "commodities" fuera de los hidrocarbonatos.
En términos técnicos, de hecho, los inversionistas en el sector minero establecen contactos previos entre sí a través de diversos medios de comunicación, a lo largo del año, como viene sucediendo desde 1994.
En este camino, operadores e inversionistas necesitaron más de tres días para discutir el futuro de la industria minera mundial, por lo que anticiparon llegadas y negociaciones que tendrán lugar en los hermosos y majestuosos hoteles, cuya red crece imparable a la velocidad de un “tren bala".
Pero hay dudas sobre la amenaza de posibles sanciones que el G-7 pretende imponer a los diamantes rusos, que tendrían repercusiones globales catastróficas, dada la posición de Alrosa, una multinacional rusa y sus ramificaciones globales.
La cuestión de la transición de minerales críticos, la observación de la economía verde y la reducción del efecto invernadero, la distribución equitativa de los ingresos entre las empresas productoras y el desarrollo de las regiones productoras, con beneficio directo para sus habitantes, suscitaron acalorados debates, no siempre, digamos basados en el consenso, pero es como tener una luz al final del túnel a la hora de revertir la situación actual.
La cuestión de la responsabilidad social y la instalación de la cadena productiva y logística, en las regiones mineras, para promover el desarrollo, ocupó el debate hasta el cansancio, con la empresa angoleña Catoca, por ejemplo, defendiendo un cambio de paradigma, priorizando la equidad social.
Ya es una tradición que la Conferencia Internacional sobre Minería en África comience los lunes, pero, entre bastidores, son los sábados y domingos, antes del Día “D”, cuando se realiza el networking, una vez que los ponentes suben escenario del evento.
Estas últimas tienen lugar en varias sofisticadas salas de conferencias alrededor del Centro Internacional de Conferencias de Ciudad del Cabo, o en su hotel de cinco estrellas adyacente, el Westin Hotel.
Los jefes de Estado, con énfasis para el anfitrión sudáfricano, Ciryl Ramaphosa; y de Zambia, Hakainde Hichilema, defienden eso mismo: “La inversión extranjera es bienvenida en África, ya sea tecnológica o de infraestructuras, pero es necesario hacer más para el desarrollo de las regiones productoras de minerales.
Todas estas declaraciones quedaron impresas en la “retina” de los “Mega Medios” aquí presentes, provenientes de todo el mundo, calculados en por lo menos más de 200 profesionales de la Comunicación Social, entre ellos medios angoleños (ANGOP, RNA y TPA), según informes de la organización del Indaba Minero.
Es con este espíritu que “todos los caminos de la minería global condujeron a la Ciudad del Cabo.
Sin embargo, quienes estuvieron en los últimos siete días en Ciudad del Cabo, apodada incluso “mini Londres”, por su belleza y por tanto atraer el sueño de muchos de vivir aquí, tuvieron contacto con una cultura excéntrica.
Los mismos ascensores del hotel subían y bajaban hacia restaurantes, salones de conferencias, senderos, taxis, así como hermosas playas y majestuosos centros comerciales, con énfasis en el afable Water Front.
Los cruces desembocaban sin duda en caminos invariables: hoteles, bares y centros comerciales.
Las sonrisas pícaras entre profesores hasta entonces desconocidos estaban presentes y, en circunstancias ya leves, incluso se vio obligado a reservarlo para conversaciones sociales y/o informales.
“¡¡Cuando me vaya no les diré nada, pero habrá señales”!! Era el anuncio de otra misión cumplida, y detrás, la nostalgia de los amables y hospitalarios operadores de transporte público y vendedores ambulantes, ¡así como el típico y muy picante plato inglés!
El año que marcó la 30° edición del Indaba Minero se despidió hoy. ¡¡Hay 12 meses más por delante!! YD/AC/EP
