Luanda - Fundado hace 45 años, el 1º de Agosto fue uno de los primeros clubes del período posterior a la independencia, conquistada en 1975, pero que en ese momento atraviesa dificultades que revelan una realidad hasta entonces impensable.
Por Marcelino Camões
Hasta 2014, cuando se empezó a hablar de la crisis financiera en Angola, aunque en círculos restringidos, era muy difícil considerar tal posibilidad en esta asociación, una de las más representativas del país, en términos deportivos y sociales.
Los problemas en los que está inmerso, de tal manera que le falta hasta dinero para los salarios, es una advertencia sobre los fondos que se mueven en el sistema deportivo nacional, la forma en que se distribuyen entre los artífices de la cosa y, sobre todo, cómo se aplican.
Esta formación tiene un valor innegable, cuyo fundamento se debió a una estrategia de promoción y desarrollo del deporte definido por las entonces Fuerzas Armadas Populares para la Liberación de Angola (F.A.P.L.A), a través del Comité Nacional Militar Deportivo (CODENM).
También es reconocida por ser la comunidad con mayor infraestructura deportiva y social, aún en la última fase de construcción, pero con el inconveniente de que todo este prestigio se ha logrado con grandes sumas del erario público.
El equipo 1º de Agosto no es el único club cuyo presupuesto se descuenta de los millones de angoleños, pero al menos es el primero, en estos años de independencia, en destinarlos a infraestructura, beneficiando a ciudadanos de Cabinda a Cunene.
Construida en la Avenida 21 de Janeiro, en Luanda, en un área de 4.816 metros cuadrados, la Ciudad Deportiva incluye campos de fútbol para los equipos juveniles y un estadio denominado “França Ndalu”, con capacidad para 20 mil espectadores.
El inmueble, a ser monetizado con servicio externo, cuenta con área de prácticas e internado con 17 suites.
Con mérito y justificando las inversiones realizadas, el 1° de Agosto es, junto al Petro de Luanda, la institución de este segmento con mayor representación dentro y fuera del país, con presencias y títulos en competencias africanas en diferentes modalidades.
Actualmente es la mayor guardería de balonmano. Por ejemplo, 14 de las 16 jugadoras convocadas a la Selección Nacional Juvenil Femenina para el Mundial de este mes en Eslovenia residen en la academia de la Ciudad Deportiva.
Es el club que más futbolistas "exportó" en la última década, en especial Gelson Dala (Al-Wakrah, Qatar), Ary Papel (Al-Akhdar, Libia), Nelson da Luz (Vitória de Guimarães, Portugal), Capita ( Trofense, Portugal) y los medianos Show (Ludogorets, Bulgaria) y Zito Luvumbo (Cagliari, Italia).
Sin embargo, al margen de los hechos, la reflexión se basa en los criterios de asignación de fondos del Estado a las agrupaciones deportivas, todas las cuales merecen los mismos derechos si su existencia depende del Presupuesto General del Estado (PGE) o de empresas públicas como Sonangol o Endiama, solo por nombrarlos.
Las desigualdades presupuestarias han resultado en una mejor estructuración y crecimiento de algunos clubes en Angola, mientras que otros luchan con problemas de subsistencia y, como consecuencia, el deporte nacional está estratificado.
Están los llamados clubes grandes por un lado y los clubes verdaderamente pequeños por el otro, en una lucha desigual en la que los títulos giran en torno a los mismos jugadores, es decir, 1º de Agosto, Petro e Inter, con algún intruso, como la Sagrada Esperança y el Recreativo de Libolo.
Hoy, Angola vive un paradigma diferente en términos de rigor debido a una política de Estado que privilegia las denuncias financieras, asociadas al poder de los medios de comunicación, que tiene un competidor directo en las redes sociales.
Ha sido, por regla general, primero por esta última vía que las cosas llegan al ciudadano común, aunque se reconoce que no siempre con la debida veracidad de los hechos.
Fue a través de las redes sociales y posteriormente, por aclaración del Ministerio de Hacienda, que se conoció los 900 millones de Kwanzas/mes destinados al 1 de Agosto.
Con el Ministerio de Defensa como su patrocinador oficial, el grupo RI20 vio salir a subasta las cuantiosas cantidades que ganaba mensualmente, ahora reducidas temporalmente en 200 millones de Kwanzas.
Luego viene Petro de Luanda, no necesariamente en ese orden, que tiene a la Sonangol como patrocinador oficial.
A diferencia de los “militares”, cuyas infraestructuras estándar suavizan, pero no justifican los volúmenes financieros de los que se han beneficiado a lo largo de los años, los “tricolores” han visto recientemente también desvelado su abultado presupuesto.
Según información difundida en el juzgado público (redes sociales), Petro recibe de la Sonangol unos 36 millones de dólares al año (un dólar equivale a 431,61 Kwanzas).
En cuanto a Interclube, a la fecha no se conoce públicamente su presupuesto, es decir, nada se sabe de lo que recibe mensual o anualmente de su principal patrocinador, el Ministerio del Interior.
Lo mismo ocurre con Sagrada Esperança, cuyo patrocinador oficial es Endiama.
En el fondo están los clubes que sobreviven solos (no se sabe si realmente es así, después de todo se dice que el Estado es el mayor patrocinador del deporte angoleño), como Kabuscorp de Palanca, Wiliete, Recreativo de Libolo, Caála, entre otros.
En el lado opuesto, están las asociaciones tradicionales en el panorama deportivo nacional, pero necesitan mucha ayuda.
Se trata del místico Progresso Sambizanga (primer club del país, fundado el 17 de Noviembre de 1975) y el 1 de Mayo de Benguela (1 de Abril de 1981) abandonados a su suerte, poniendo en peligro la historia del deporte nacional en caso de extinción.