Lobito - Decenas de jóvenes son sorprendidos diariamente pescando en los manglares de la zona baja de la ciudad de Lobito, provincia de Benguela, dañando el hábitat de las aves migratorias, supo este lunes la ANGOP.
Según el ambientalista Madaleno Constantino, los "pseudopescadores" incluso utilizan mosquiteros para recolectar peces y otros nutrientes, que sirven de alimento a flamencos, pelícanos y otras especies.
"Esta situación se presenta en los manglares ubicados en los barrios de Caponte, Cassai y Zona Comercial", informó.
Afirmó que en las inmediaciones del puente de Carmona (zona comercial), "la pesca cada día aumenta, ante la mirada impertérrita y serena de la gente que pasa".
"En los barrios de Caponte y Cassai, los mineros crean barreras, bloqueando la entrada de agua para secar las lagunas con el fin de explotar la sal", informó, agregando que en el "Ponte das Cuculas" la captura se realiza a un ritmo "ritmo desenfrenado".
Según el experto, si no se puede frenar esta tendencia, durante un tiempo no habrá aves migratorias en Lobito, porque buscarán alternativas en otros lugares para sobrevivir.
El integrante de ADAMA, la Asociación que defiende los humedales de Lobito, lamentó no tener facultades para frenar esta acción criminal, pero dijo que viene realizando labores de incidencia, educación ambiental y sensibilización para desalentar esta práctica.
Madaleno Constantino también dijo que aunque "todos lo ven", incluso de noche, no hay ningún tipo de supervisión.
El joven Paulo Martins, sorprendido pescando con las manos en la masa, admitió que se trataba de un delito medioambiental.
"Nos vemos obligados a recurrir a esta práctica porque no tenemos nada que comer y, para no robar, optamos por pescar aquí mismo en el manglar", explicó.
El año pasado, Otchiva, organización que protege y restaura los manglares en Angola, en colaboración con ADAMA y la administración municipal de Lobito, movilizó a personas "ecológicas" para denunciar todas las prácticas nocivas para el hábitat de las aves migratorias.
Por su belleza y rareza, el flamenco se convirtió en el símbolo de la ciudad, que pasó a ser conocida como "Lobito-ciudad de los flamencos".
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