Nairobi - Las autoridades que investigan la muerte de más de 100 miembros de una secta religiosa en Kenia sospechan de tráfico de órganos humanos, ya que a varios cadáveres exhumados les faltaban órganos.
Según la Dirección de Investigación Criminal de Kenia (DIC), que lleva a cabo las operaciones, hay un "tráfico de órganos humanos bien coordinado que involucra a varios actores", dice un documento citado por la agencia de noticias France-Presse (AFP), pero no avanza más detalle.
En juego está la investigación sobre la muerte de más de un centenar de creyentes de dos sectas religiosas que se congregaron en el bosque de Shakahola, en el este de Kenia, con prácticas extremas como el ayuno hasta la muerte, supuestamente como una forma de encontrar a Jesucristo.
Según las autopsias realizadas a 112 cuerpos, la mayoría de las víctimas murieron de hambre, probablemente después de haber seguido la recomendación de Paul Nthenge Mackenzie, un autoproclamado pastor de la Iglesia Internacional de la Buena Nueva.
Algunas de las víctimas, incluidos niños, fueron estranguladas, golpeadas o asfixiadas, dijo la semana última el jefe de operaciones forenses, Johansen Oduor.
Además, las autopsias también "revelaron la falta de órganos en algunos de los cuerpos exhumados", dice un documento judicial consultado hoy por la AFP.
La DCI solicitó el congelamiento de las cuentas bancarias del célebre pastor Ezequiel Odero, detenido el 28 de abril en el contexto de este caso y liberado bajo fianza el pasado jueves.
Según DCI, este influyente pastor recibió "grandes transacciones en efectivo" de Mackenzie, quien obtuvo este dinero a través de la venta de algunas de las propiedades de los fieles.
El lunes, un tribunal de Nairobi ordenó el congelamiento de más de 20 cuentas pertenecientes a Ezekiel Odero, líder del Centro de Oración e Iglesia por una Nueva Vida, por 30 días.
Tras interrupción por el mal tiempo, se reanudaron las búsquedas en el bosque donde se reunían fieles de las dos sectas, con los investigadores buscando otras 20 nuevas fosas comunes "que podrían contener varias víctimas", dijo el ministro del Interior, presente en el reinicio de la búsqueda.
"Me temo que tenemos muchas más zanjas en este bosque y eso nos lleva a concluir que esto fue un crimen altamente organizado", dijo Kithure Kindiki, y agregó que, hasta la fecha, 65 personas fueron rescatadas con vida.
"Lo que tenemos aquí en Shakahola es una de las peores tragedias que ha visto nuestro país", agregó.
Paul Nthenge Mackenzie, un ex taxista que se convirtió en pastor a principios de la década de 2000, será procesado por "terrorismo", anunciaron los fiscales el 2 de mayo.
El miércoles, un tribunal de la ciudad de Mombasa debe decidir si extiende su detención y la de 17 coacusados, incluida su esposa, por 90 días.
La masacre reavivó el debate sobre la regulación del culto religioso en Kenia, un país predominantemente cristiano con 4.000 "iglesias", según cifras oficiales.
El escándalo también puso bajo fuego a las autoridades por no impedir las acciones del pastor Mackenzie, quien ha sido arrestado varias veces por su predicación extremista, concluye AFP.