El Cairo - La organización no gubernamental (ONG) Reporteros sin Fronteras (RSF) acusó hoy a los presentadores de televisión progubernamentales y a los periódicos estatales de Egipto de participar en "una campaña contra el periodismo", informó Lusa.
En un nuevo informe titulado "Las marionetas del presidente Abdel Fattah al-Sissi", la ONG describe un "ambiente de trabajo insoportable" para los periodistas que están expuestos a "campañas de odio y difamación", dijo la responsable de RSF para Medio Oriente, Sabrina Bennoui, en un comunicado.
"Estos ataques están patrocinados por el Estado con la complicidad de los presentadores famosos y los medios de comunicación" en un país donde los programas de entrevistas moldean la opinión pública todas las noches, argumentó.
Aunque la Constitución de 2014 garantiza la libertad de prensa en Egipto, el país tiene cerca de veinte periodistas encarcelados y ocupa el puesto 168 de 180 en la clasificación de libertad de prensa de 2022 de RSF.
Según la ONG, los servicios de seguridad egipcios representan "el segundo actor más importante en el panorama de los medios de comunicación", ya que una empresa estatal controla "alrededor del 17 por ciento" de los medios de comunicación del país de 103 millones de habitantes.
Según RSF, este "holding" de los "medios de comunicación" sirve para llevar a cabo "campañas coordinadas" que permiten a los "presentadores estrella calumniar a los periodistas en los canales de televisión populares (...) bajo el control de los servicios de inteligencia del Estado".
Egipto es señalado regularmente por su historial de derechos humanos, con más de 60.000 presos de conciencia, muchos de ellos encarcelados por "difundir información falsa", según las ONG internacionales.
Según RSF, destacados periodistas han desempeñado un papel importante en la represión, dejando de lado la "ética" para convertirse en "ardientes partidarios del gobierno".
Aunque no se acusa a los periodistas disidentes de ser partidarios de los Hermanos Musulmanes, grupo prohibido en Egipto, sí se les califica de "agentes extranjeros" o de promover el "libertinaje", una acusación con fuertes consecuencias en el país conservador.