Nueva York - Una persona muere de de hambre a cada 36 segundos en Etiopía, Kenia y Somalia, mientras 18,6 millones viven una grave inseguridad alimenticia en Sahel, y el hambre crece en África, alertaron este jueves la ONU y organizaciones no gubernamentales.
La situación, provocada por la sequía - ligada al calentamiento global - o por los conflctos, que también contribuyen para mantener esta situación, fue subrayada hoy por la Unicef, pero también por las ONG Care e Oxfam, en rueda de prensa conjunta en París.
En Burkina Faso, profundamente desestabilizada por una sangrienta insurrección fundamentalista, entre enero y septiembre de 2022 murieron tres veces más niños que en el mismo período de 2021, y el número de niños tratados por problemas de desnutrición aguda grave aumentó en un 50 por ciento en comparación con el año anterior, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
En Níger, las sequías recurrentes y las inundaciones catastróficas de 2022, además de los conflictos en curso, han dificultado cada vez más las cosechas, provocando una "caída en la producción de cereales de casi un 40 por ciento", lamentó Louis-Nicolas Jandeaux, de Oxfam Francia.
Alrededor de 430.000 niños nigerianos sufren de desnutrición aguda severa, mientras que se espera que 154.000 mujeres embarazadas y lactantes sean víctimas este año, frente a las 64.000 de 2022, un aumento del 141 por ciento, según Lucile Grosjean, portavoz de Unicef.
En el noreste de África, cinco temporadas de lluvias consecutivas mataron a millones de cabezas de ganado y destruyeron cultivos.
Según la ONU, 22 millones de personas están amenazadas por la hambruna en Etiopía, Kenia y Somalia, donde también avanzan los atentados terroristas.
“Se espera que, entre abril y junio de este año, más de un tercio de la población somalí (6,5 millones de personas, nota editorial) se encuentre en situación de crisis alimentaria, con proyecciones de hambre”, es decir, “una carencia extrema de alimentos que causa la muerte", en ciertas regiones del país, dijo Mathilde Casper, de la ONG Care.
Esta situación, que constituye una "injusticia" a nivel mundial, es "consecuencia de la falta de acción permanente de los países ricos", dijo Louis-Nicolas Jandeaux, quien señaló que en 2022 "solo el 62 por ciento de las necesidades de financiamiento humanitario" fueron cubiertas en estas regiones.