Asmara - El Presidente de Eritrea, Isaias Afewerki, rechazó este jueves las acusaciones de violaciones de los derechos humanos por su ejército en el estado de Tigray, en el norte de Etiopía, que consideró es una "quimera" y "fábrica de desinformación".
"Hay una quimera en la mente de quienes participan (...) lo que yo llamo una empresa de fabricación de desinformación", dijo Afeworki a periodistas durante una visita a Kenia, sin responder más preguntas sobre la presencia militar eritrea en Tigray, que limita al norte con Eritrea.
Las tropas eritreas apoyaron muy temprano a las fuerzas del gobierno etíope en una ofensiva lanzada en noviembre de 2020 contra las autoridades estatales del Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF), en el poder en la región, enemigo del gobierno de Asmara durante décadas.
En noviembre de 2022 se firmó un acuerdo de paz en Pretoria entre el Gobierno etíope y el TPLF, pero Eritrea no participó en las conversaciones y sus tropas siguen presentes en Tigray, según testimonios locales. El acceso restringido a Tigray hace imposible la verificación independiente de la situación sobre el terreno, incluida la presencia de fuerzas eritreas.
El acuerdo de paz incluye un compromiso de dejación de armas por parte de las fuerzas del Estado de Tigray, que debería producirse "simultáneamente a la retirada de las fuerzas extranjeras", en referencia expresa a Eritrea, aunque en el documento nunca se menciona el nombre del país. Las fuerzas de Tigray comenzaron a entregar sus armas pesadas en enero.
Addis Abeba y Asmara negaron durante meses cualquier participación de Eritrea en Tigray. A finales de marzo de 2021, el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, admitió finalmente la presencia de tropas del país vecino. La salida de estas fuerzas fue anunciada varias veces, pero nunca verificada.
Todavía está por hacerse un balance de este conflicto, que en gran medida se libró a puertas cerradas. El enviado de la Unión Africana al Cuerno de África, el exjefe de Estado nigeriano Olusegun Obasanjo, dijo a mediados de enero que habían mueto 600.000 personas.